Jorge Luis Pinto llegó a mediados de año al Unión Magdalena con la única misión de ascenderlo a la primera división. Era la tercera vez que el santandereano asumía las riendas del equipo samario, al que estaba a punto de llevarlo al cuadrangular final en 1989, cuando el torneo fue suspendido por el asesinato del árbitro Álvaro Ortega.

Pinto aceptó por un pedido del máximo accionista del Unión, Eduardo Dávila Armenta, con quien le une una gran amistad desde 1979 cuando dirigió al equipo de reservas que se coronó campeón nacional.

El sábado, en Villavicencio, Pinto cumplió el objetivo para el que lo trajeron de vuelta al Unión, y reconoció que no fue una tarea fácil.

“He tenido la felicidad de ganar en reservas, en Olímpicos cuarto lugar, en el Mundial quinto lugar, en Centroamérica tres veces invicto. En todas las categorías he estado y cumplí con esta segunda categoría, que no es fácil es exigente y dura. Me falta la Copa Libertadores, no sé si se dé o no se dé algún día”, señaló Pinto al final del partido contra Llaneros.

Agradeció el respaldo de Eduardo Dávila y de su familia y del presidente Alberto Mario Garzón, que fueron definitivos para lograr el ascenso.

“Hay una unidad de trabajo que fue eficiente y productiva en estos cinco meses que he estado. Se hizo un trabajo duro exigente, pero comprometido por parte de los jugadores y a Dios gracias logramos encontrar este paso a la primera división porque el Unión Magdalena no puede estar nunca más en la segunda división. Este es un regalo para la afición de Santa Marta que tanto gusta del fútbol, Dios quiera que esto los motive a todos a sentir el equipo un poquito más y se pueda construir un equipo competitivo en la primera categoría. Es un sueño y ojalá que nos comprometamos todos en que este equipo jamás vuelva a la segunda división”.

Pensando en la temporada 2025, Pinto dijo que espera reunirse con Eduardo Dávila y los directivos para construir un equipo que pelee por cosas importantes en la Liga Colombiana.